¿Por qué hablar de las preferencias olfativas de las aves?
Durante muchos años, tanto ornitólogos aficionados como profesionales aceptaron que las especies de aves carecían del sentido del olfato. Es evidente que la visión y el oído desempeñan un papel predominante en el comportamiento aviar. Sin embargo, investigaciones recientes han provocado un cambio significativo en esta perspectiva. Es evidente que la percepción olfativa desempeña un papel más importante de lo que se creía previamente en diversos comportamientos aviares, desde la navegación de las aves marinas en busca de sustento en grandes extensiones de agua hasta la identificación de lugares seguros de anidación por parte de las aves cantoras.
La siguiente sección explorará el fascinante campo de la diferenciación olfativa entre las especies de aves, un tema de especial interés para quienes se dedican al estudio de la ornitología doméstica. Se ha demostrado que ciertas especies muestran una fuerte atracción por olores específicos, mientras que otras muestran aversión hacia ellos. Es fundamental reconocer estas discrepancias para facilitar la creación de un entorno más propicio para la vida aviar en el jardín doméstico.

Evidencia de que las aves usan el olfato
En las últimas dos décadas, la evidencia científica ha aumentado considerablemente.
Aves marinas: Una investigación publicada en la prestigiosa revista Nature ha revelado que aves marinas como los petreles y los albatros poseen la notable capacidad de detectar sulfuro de dimetilo (DMS), un compuesto químico liberado durante el consumo de plancton por el kril. Esto les permite localizar ricas zonas de alimentación en vastos océanos.
Palomas: Una investigación de la Universidad de Oxford demostró que las palomas mensajeras dependen en parte de los olores ambientales para desplazarse largas distancias, no solo de puntos de referencia visuales.
Aves cantoras: Un estudio de 2011 en el campo de la ecología del comportamiento descubrió que ciertas especies de aves cantoras, incluidos los estorninos, poseen la capacidad de detectar y reconocer hierbas y plantas. Curiosamente, se ha observado que estas aves utilizan plantas aromáticas en sus nidos como estrategia para repeler parásitos.
Estos hallazgos proporcionan evidencia sólida de que la percepción olfativa es una modalidad sensorial significativa para las aves, que exhibe variabilidad intraespecie.

Diferencias entre especies en preferencias olfativas
1. Aves frugívoras
Se ha demostrado que especies de aves, como petirrojos, tangaras y ampelis cedros, dependen significativamente del sentido del olfato para detectar la madurez de la fruta. Un estudio publicado en The Auk: Como se demuestra en Ornithological Advances, estas aves poseen la capacidad de diferenciar entre fruta madura e inmadura, una capacidad facilitada por la presencia de compuestos aromáticos. Esta adaptación les permite maximizar su consumo de energía durante la migración.
La siguiente es una recomendación para la práctica hortícola: se recomienda el cultivo de arbustos frutales aromáticos, como el saúco, el amelanchier y el arándano, para atraer a las especies mencionadas.
2. Aves nectarívoras
Los colibríes son conocidos por su atracción por las flores de color rojo brillante, pero una investigación de la Universidad de California, Riverside, muestra que también responden a los volátiles florales que indican la disponibilidad de néctar. La presencia de aromas dulces y ricos en néctar se ha identificado como un factor clave en la capacidad de las abejas para localizar fuentes de alimento en la vegetación densa.
El cultivo de plantas como la vid trompeta, la melisa y la madreselva en el jardín puede contribuir tanto al atractivo estético como a la estimulación del olfato.

3. Aves Insectívoras
Se ha planteado la hipótesis de que ciertas especies de aves insectívoras podrían detectar a sus presas indirectamente al reaccionar a los aromas de las plantas que indican la presencia de insectos. Por ejemplo, se ha demostrado que el proceso de herbivoría (el consumo de plantas por parte de los insectos) libera compuestos volátiles que podrían servir de guía para especies insectívoras como las currucas y los papamoscas. Si bien la investigación en este campo aún es incipiente, los hallazgos preliminares sugieren que las aves insectívoras podrían utilizar el aroma con mayor frecuencia de lo que se había hipotetizado.
La siguiente es una recomendación para la práctica hortícola en entornos domésticos: se aconseja el cultivo de hierbas aromáticas como la albahaca y el orégano, ya que estas plantas tienen la capacidad de atraer insectos y liberar aromas que indican la presencia de alimento.
4. Carroñeros y Rapaces
Los buitres son conocidos por su capacidad para detectar carroña mediante el olfato. El aura (Cathartes aura) posee uno de los bulbos olfatorios más grandes de cualquier ave, lo que le permite localizar cadáveres a distancias considerables. En cambio, las rapaces como los halcones y los búhos dependen más de la vista y el oído que del olfato.
Con respecto a la presencia de carroñeros en el jardín, se hace la siguiente observación: si bien no es aconsejable atraerlos mediante la emisión de olores, es posible deducir la razón por la que las rapaces ignoran las flores fragantes, mientras que los buitres responden con fuerza a los olores de descomposición.
Aromas que las aves tienden a evitar
Al igual que con otras experiencias sensoriales, algunos olores son atractivos, mientras que otros no. Según el resumen del blog Bird B Gone Wildlife Control, las investigaciones indican que la presencia de aromas artificiales fuertes, como el mentol, el vinagre o el ajo, puede disuadir a las aves.
Este conocimiento es especialmente útil para los propietarios de viviendas.
Para prevenir la actividad aviar en zonas específicas, como cornisas o patios, el uso de aromas sintéticos potentes puede ser una solución eficaz.
Para atraer aves, se recomienda utilizar aromas florales o frutales naturales.
Cómo pueden utilizar este conocimiento los observadores de aves de jardín
Es fundamental reconocer que las diversas especies muestran respuestas variadas a los estímulos olfativos para personalizar eficazmente el jardín y, por lo tanto, atraer a una mayor variedad de especies de aves.
- Para quienes tienen una afición especial por las frutas: Se recomienda el cultivo de arbustos de bayas y árboles frutales.
- Para comederos de néctar: Se recomienda añadir flores tubulares fragantes.
- Para insectívoros: Es fundamental garantizar el mantenimiento de un jardín de hierbas sin pesticidas, lo que facilita la producción de aromas naturales relacionados con los insectos.
- En cuanto al atractivo general: Es fundamental evitar el uso de productos químicos sintéticos que enmascaren los aromas naturales del producto.
Esta estrategia multifacética está diseñada para atraer a una gran variedad de especies de aves, cada una con preferencias olfativas distintas.

Es importante destacar que las preferencias olfativas de las aves no son uniformes. Es evidente que el olfato desempeña un papel crucial, aunque variado, en la vida aviar, como lo demuestran diversos ejemplos, desde los petirrojos olfateando bayas maduras hasta los buitres planeando hacia la carroña.
Este fenómeno representa una valiosa oportunidad para quienes se dedican a la ornitología doméstica. Al plantar la combinación correcta de flores fragantes, arbustos frutales y hierbas aromáticas, es posible atraer a un amplio espectro de aves, creando así un santuario natural, vibrante y diverso en el entorno doméstico.
La evidencia científica es inequívoca: las especies de aves poseen sentidos olfativos, y estos sentidos son distintos entre sí. Al aprovechar estas variaciones, es posible no solo atraer una mayor variedad de aves, sino también contribuir al equilibrio ecológico del entorno inmediato.
